Katrhyn Delacruz
Mientras estaban explorando, unos buzos descubrieron el reino de Neptuno bajo al fondo de la superficie. Estaban buscando peces raros pero encontraron algo más grande y asombroso.
Neptuno era un anciano que tenía poderes mágicos y su reino estaba lleno de grandes tesoros. Había tesoros grandes como las joyas, las perlas, el oro y lo más importante: su hija, la princesa del reino.
Un buzo, llamado Gonzalo, era muy curioso y quería explorar el reino. Los otros buzos no querían participar en la búsqueda así que lo dejaron.
Mientras Gonzalo estaba admirando los corales, vio una sirena joven de ojos azules y grandes con labios rojos. Su pelo rubio y suave era largo y ondulado, como un río que fluye. Pero cuando la sirena vio a Gonzalo, se espantó y huyó. La sirena advirtió a Neptuno y con esta noticia, Neptuno se sintió enojado porque había un intruso en su reino.
En este momento, Gonzalo estaba muy ocupado y fascinado a la vista de todo el tesoro y la grandeza del reino. Gonzalo vio joyas brillantes resplandecientes y otras cosas como blandas esponjosas y pulidas redondas. De repente, Gonzalo oyó un ruido fuerte: ¡buum!
Gonzalo, sorprendido, vio que Neptuno había usado sus poderes mágicos para atacarle. Entonces, Gonzalo huyó y se escondió detrás de grandes rocas. Él vio la cara y estatura de Neptuno y tembló. La cara de Neptuno era muy austera y parecía muy antipático. La estatura de Neptuno era muy grande y alta y su cuerpo era atlético. En su mano, llevaba un tridente fino de oro.
Neptuno dijo a Gonzalo con su voz muy alta y grave, ¨ ¿Por qué estás disturbando mi reino? ¨ Neptuno, el padre protector que era, pensó que Gonzalo quería robar a su hija preciosa.
Neptuno no podía encontrar por dónde escapó Gonzalo. Al mismo tiempo, la sirena quería ayudar a Gonzalo a escapar sin que fuera herido por Neptuno.
Finalmente, la sirena le mostró un pasillo secreto por las rocas. Gonzalo le dio las gracias y le preguntó si quería ir con él. La sirena estaba interesada en esta idea loca y decidió ir con él para empezar una vida diferente.
Neptuno era un anciano que tenía poderes mágicos y su reino estaba lleno de grandes tesoros. Había tesoros grandes como las joyas, las perlas, el oro y lo más importante: su hija, la princesa del reino.
Un buzo, llamado Gonzalo, era muy curioso y quería explorar el reino. Los otros buzos no querían participar en la búsqueda así que lo dejaron.
Mientras Gonzalo estaba admirando los corales, vio una sirena joven de ojos azules y grandes con labios rojos. Su pelo rubio y suave era largo y ondulado, como un río que fluye. Pero cuando la sirena vio a Gonzalo, se espantó y huyó. La sirena advirtió a Neptuno y con esta noticia, Neptuno se sintió enojado porque había un intruso en su reino.
En este momento, Gonzalo estaba muy ocupado y fascinado a la vista de todo el tesoro y la grandeza del reino. Gonzalo vio joyas brillantes resplandecientes y otras cosas como blandas esponjosas y pulidas redondas. De repente, Gonzalo oyó un ruido fuerte: ¡buum!
Gonzalo, sorprendido, vio que Neptuno había usado sus poderes mágicos para atacarle. Entonces, Gonzalo huyó y se escondió detrás de grandes rocas. Él vio la cara y estatura de Neptuno y tembló. La cara de Neptuno era muy austera y parecía muy antipático. La estatura de Neptuno era muy grande y alta y su cuerpo era atlético. En su mano, llevaba un tridente fino de oro.
Neptuno dijo a Gonzalo con su voz muy alta y grave, ¨ ¿Por qué estás disturbando mi reino? ¨ Neptuno, el padre protector que era, pensó que Gonzalo quería robar a su hija preciosa.
Neptuno no podía encontrar por dónde escapó Gonzalo. Al mismo tiempo, la sirena quería ayudar a Gonzalo a escapar sin que fuera herido por Neptuno.
Finalmente, la sirena le mostró un pasillo secreto por las rocas. Gonzalo le dio las gracias y le preguntó si quería ir con él. La sirena estaba interesada en esta idea loca y decidió ir con él para empezar una vida diferente.
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