Una vez había un hombre, Juan, que estaba buscando una ciudad perdida. Esta ciudad tenía muchos templos de oro con muchas joyas. El hombre necesitaba encontrar la ciudad y los tesoros antes que las otras personas porque Juan quería ser muy famoso y rico. El descubrimiento de la ciudad podía hacer su deseo posible.
Juan era un hombre muy sensato, inteligente, fuerte, y dedicado. A Juan, nada le daba miedo. Pasó mucho tiempo buscando la ciudad. Juan estaba en medio de una selva muy calurosa y húmeda. No tenía mucha agua o mucha comida. Pero Juan era muy duro. Los arboles y las plantas eran muy grandes y tenían muchos colores. A veces, Juan no podía ver por la selva porque las plantas estaban en todas partes. Caminó mucho y siempre continuaba buscando la ciudad.
Después de veinte días, Juan casi perdió las esperanzas. Pero ese día Juan oyó voces de otras personas. No podía ver a la gente pero su presencia fue una motivación para Juan. Juan empezó a caminar más rápido y con más determinación. Juan se sentó más cerca de la ciudad.
Entonces, Juan encontró pisadas de animales. No sabía de que animal eran. En este momento, Juan miró y se encontró un grupo de feroces animales. Los tigres iban caminando entre los arboles. También había aligátores en el río. En este momento los animales le dieron miedo . Juan corrió rápidamente por la selva. Los tigres le siguieron.
Después de cinco minutos, Juan encontró un precipicio grande. El precipicio tenía un puente roto. Juan estaba furioso. Necesitaba cruzar el precipicio antes que los animales feroces. La única solución era que Juan necesitaba saltar. En este momento, Juan saltó y cayó en el cañón.
Para su sorpresa, Juan cayó en un río pero se sentía bien. Juan nadó a la orilla. Entonces echó un vistazo a su alrededor. Se dio cuenta de que estaba en la ciudad perdida. Estaba extático. Encontró la ciudad y sus joyas antes que las otras personas. También Juan se escapó de los feroces animales. Todo era perfecto.
Juan volvió a su país y se hizo famoso por el descubrimiento. Los templos de oro y las joyas estaban guardados. Juan estuvo muy contento y feliz durante el resto de su vida.
Érase una vez había unas familias que fueron a Barcelona de vacaciones. Ellos estaban en un avión encima del océano atlántico cuando un pájaro grande entró en el motor del avión. El avión se estrelló en el océano y todas las personas murieron excepto dos familias, la de los Brown y la Bray. Por suerte el accidente de avión ocurrió cerca de una isla. Cuando se dieron cuenta que ellos eran los únicos supervivientes , empezaron a nadar hacia la isla. Inmediatamente, las dos familias se hicieron amigas.
La isla estaba desierta. Todo lo que podrían ver era arena y árboles. Era muy pequeña, árida y plana. La arena tenía muchas conchas y algas marinas. Los padres hablaron y decidieron ir a explorar por el bosque y tratar de encontrar comida y leña mientras las madres y los tres hijos dormían.
El bosque tenía muchos insectos pero no animales para comida. No había mucha vida en la isla desierta. Ellos encontraron mucha leña y la tomaron para hacer un fuego. Luego los padres fueron de pesca al océano. Las madres prendieron fuego con la madera para poder cocinar cuando los padres volvieran con el pez y los hijos jugaban en la arena.
Más tarde los padres volvieron con el pescado y las madres lo cocinaron para la cena. Después de la cena era necesario irse a dormir. Todos se durmieron por la noche.
Al día siguiente cuando ellos se despertaron por la mañana, los niños nadaron y los padres fueron de pesca otra vez. Cuando los padres fueron de pesca vieron un barco en la distancia. Empezaron a gritar y mover sus brazos para conseguir la atención del barco. Ellos corrieron hacia las familias y todos estaban gritando. Por fin, el barco los vio y vino a recogerlos. Las dos familias nadaron al barco y las personas del barco les llevaron a España y ellos, por último, llegaron a Barcelona para sus vacaciones.
Thomas Ganey
Una historia muy original ;) .
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